domingo, 21 de octubre de 2012

Babel botánico



¿Qué pensarán, qué sentirán las plantas y árboles que viven en el Jardín Botánico? Habitan un babel que no han elegido, obligadas a convivir con desconocidos con los que muchas veces no tienen nada que ver. Ni clima, ni suelo, ni cielo. Cuando la raíz de la ceiba roce la del cedro del Líbano, cuando las ramas de un arce americano toquen las de un árbol de la estepa rusa, ¿discutirán? ¿Entenderá el cactus mexicano las caricias del maple japonés, cuando parezca que el viento lo agita? ¿Podrán decirse algo el liquidámbar americano y su familiar el asiático, o ni siquiera se reconocerán como parientes cercanos? Creo, a veces, que deben de sentirse como los inquilinos de una cárcel apocalíptica, en la que convivan obligadamente reclusos de cien naciones. Y todo, para el solaz y disfrute de unos pocos que atraviesan la puerta del Jardín, o de algunos más que pensamos en ellos cuando bordeamos, apresuradamente, las verjas que lo circundan.

Madrid, octubre, 2012

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