lunes, 28 de marzo de 2011

Bertito

Cuando don Heriberto llegó a casa, vio a su hijo con cara de preocupación.

- ¿Qué te pasa, hijo? ¿Has discutido con algún amigo en el colegio? ¿Te ha regañado la seño?
- No, papá, es que...
- ¿Qué, Heribertín? Dímelo, anda, sea lo que sea.

Bertito se quedó pensativo.

- Papá, ¿nosotros cómo somos? O sea, ¿somos buenos o malos?
- Hijo, qué cosas dices... Somos buenos, muy buenos, diría yo.
- Es que en el colegio se ríen de mí, me dicen que nadie nos quiere...
- Pero Bertito... no les hagas caso, nosotros somos trabajadores, resistentes, nos apañamos en cualquier sitio, somos sociables... También somos grandes recicladores, ya te lo habrán explicado en el colegio...
- Vale, papá, otra cosa. Cuando yo sea mayor, ¿cómo voy a ser?
- Hijo, qué pregunta... Serás como yo, como el tío Segismundo, como tu hermano Godofredo...
- Entonces... ¿seré cucaracha? ¿Seguiré siendo cucaracha toda la vida? ¡Yo no quiero ser cucaracha de mayor! ¡Cucaracha no!
- Pero hijo...
- Jo, papá, es que... cucaracha toda la vida... siempre lo mismo... No sé, ¿Por qué no puedo ser otra cosa? Ser como Ricardo, que ahora es oruga y luego será mariposa, y podrá moverse por el aire; o escarabajo, como Andrea, para reflejar el sol, con esas rayitas doradas; o ser mantis, como Godiva, y caminar paseando todo chulo... Pero siempre cucaracha... ¡jo...!