martes, 15 de marzo de 2011

Un pequeño cadáver (micro-relato)

En el suelo del autobús, algo brillaba mínimamente. Me acerqué, y vi que era el cadáver de un pendiente, que terminaba en una pequeña estrella negra. En vida, imaginé, habría pertenecido a una chica de pelo negro, rizado, que quizá en estos momentos no sabría qué hacer con el otro pendiente, el que tal vez aún vivía conectado a ella. Pensé cogerlo, repararlo, volverlo a la vida, pero me acordé de Mary Shelley y el Dr. Frankenstein, y de los malos resultados que podrían tener las prácticas resucitadoras, por lo que opté por dejar que la naturaleza siguiera su curso. Me bajé del autobús sin volver la mirada, dejando atrás un pequeño cadáver.

Madrid, 15/3/2.011