martes, 7 de septiembre de 2010

Escribo

Escribo cada noche. Relatos, poesías... Horas y horas escribiendo, algunas veces casi hasta que amanece y me vuelvo a dormir. Los escribo a oscuras, en la cama, en mi cabeza. Pero a la mañana siguiente, cuando quiero depositarlos en el papel, se me secan, pierden su vida, su gracia, su emoción. Pierdo el principio, no encuentro el fin, las partes no encajan... Es lo mismo que me ocurre con algunas plantas; voy por el campo, por algún paraje especialmente bonito y las encuentro, las veo preciosas, pero cuando me las llevo a otra tierra, a otra maceta, se mueren, como negándose a vivir fuera del sitio natural en el que estaban, donde las encontré. Debe de ser eso lo que me sucede algunas veces con los cuentos nocturnos, no quieren vivir a la luz del día; tendré que conformarme con disfrutarlos una sola vez, la noche en la que, en mi cabeza, en la suave oscuridad, los escribo.

Madrid, Agosto, 2010.